Etapas.

Nacen y lloran porque su mundo dejó de ser tal y cambió radicalmente. 

Los primeros tres meses lloran porque tienen pedos, a los seis meses lloran porque empiezan a cortar los dientes, pero seguro que las encías le duelen desde antes.  Así, cuando terminan con los pedos ya lloran por los dientes, mientras lloran por los dientes se adelanta la crisis de separación de los ocho meses. Ahí lloran porque entienden que mamá es un ser independiente y existen otras persona que no les gustan tanto. Mientras atraviesan esta crisis están en pleno proceso de desplazamiento. Y se frustran un poco, hasta que le agarran la vuelta. 

Nacen y lloramos de la emoción, porque finalmente los conocemos, están ahí y son tan chiquitos, ta dependientes. Los primeros tres meses lloramos porque duelen las tetas, no dormimos, porque poca o mucha leche. Porque pedos. Algunos meses más adelante una se emociona y llora. De un día para el otro te miran o se ríen. Y una se emociona. La emoción creo que cubre varios meses pero una llora por las hormonas, porque esta puérpera, porque discute con el padre de la criatura, porque todos opinan y aconsejan.

Así, cuando lloran por los pedos que se juntan con los dientes y se adelanta la crisis de separación una llora porque ellos lloran mucho. 
Nacen y son para mirarlos tooodo el día. Una podría estar mirándolos todo el tiempo.
Se descubren las extremidades. Se llevan las cosas a la boca. Una los mira fascinada por su fascinación con sus descubrimientos.
Después descubren los chiches y te quedas mirando cómo se los llevan a la boca. Aprenden a hacer más que chupar los chiches y los dan vuelta y una mira cómo interactuan y los investigan.
Se desplazan y una se queda mirando el esfuerzo que hacen y la sonrisa de complacidos cuando se dan vuelta y estás ahí y ellos allá, y llegaron solos.

Llanto, contemplación, acompañamiento, descubrimiento, movimiento, fascinación. Etapas.