viernes, 28 de noviembre de 2014

Un poquito más grande.

Estos últimos días que pasaron noté un crecimiento enorme en #ebm. Enorme.
Siento que aprendió un montón de cosas, las puso en práctica y disfruta a pleno hacerlas. 
Lo dejé en su habitación y corrí a enviar un mail. En eso siento ruido de algo que viene a la rastra. 
Me doy vuelta y era #ebm con una sonrisa de complacido y superación, mezcla de orgullo y diversión que no le entraba en la cara. 
Al instante, la misma sonrisa, las mismas sensaciones y una emoción indescriptible  me llenaron el corazón. 
#ebm había decidido y empezado a usar el caminador que hasta ese momento descansaba en una esquinita de la pieza. 
Hasta ese momento, lo usaba para darlo vuelta, jugaba con los chirimbolos que tiene al frente. Alguna vez lo empujó, alguna vez lo pare y se mantuvo agarradito. Y un día, empezó a caminar, doblar, hacer "marcha atrás" si algún obstáculo le impedía seguir.
También aprendió a dar beso. Acerca su trompita, abre la boca y te toca el cachete con su boquita. Obviamente que eso me hace derretir y muero de amor en cada beso. 
Aprendió a tomar solo del vaso, se baña, obvio, pero algo toma. 
Sigo maravillandome de cómo pasan de tábula rasa a lo-todo






miércoles, 26 de noviembre de 2014

Escenas de la vida cotidiana

Plaza y degustación. 
#ebm jugó con arena por primera vez. Primero no quiso saber nada, como que le extrañó la textura. Jugó sentado en el asfalto, horrible para la plaza, por cierto. Se estiraba y metía la pala en la arena pero no la tocaba. Después le entró la curiosidad. 
Y ahora, cada vez que pasamos por la plaza, se estira y señala con su manito. 


Saber esperar

Me morí de risa y de amor. 
Tobogán. Mamá y papá ayudaron a la pequeña a subir. La pequeña no tenía ninguna intención de bajar. Le gustaba mirar el mundo desde ahí arriba. Mientras tanto la cola cada vez se hacía más larga. Había nenes esperando hasta en el tercer escalón. El resto de los padres intentando que el resto de los críos tengan paciencia.
Mamá y papá ya no sabían qué decirle, no podían subir, ella no quería bajar. El resto lo único que podía hacer era esperar. La escena duró unos larguiiiiisimos 5 minutos para quienes esperaban y unos cortiiiiisimos 5 minutos para quien observaba el mundo desde la cima. 

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Escenas de la vida cotidiana.

El baño y el jabón.

Cada vez le gusta más. Le encanta ir a bañarse, sonríe como loco cuando le pregunto "vamos al agua?". 
Se queda parado al borde de la bañera mientras se llena de agua. Revolea los shampuses al agua y grita cuando ve moverse al pato. 
Cuando llega el jabón lo único que quiere es metérselo en la boca. Dientes marcados en una punta y en la otra,  tremendos pedazos de jabón le tuve que sacar de la boca. Lo saborea, pero asco no le da. 
Estuvo intentando otro tipo de juego. Lo agarra y lo quiere meter en alguno de los tarritos con los que juega. Obviamente se le escapa. Se enoja. Se lo alcanzo y no lo puede agarrar, esas manitos redonditas lo buscan en el agua y cuando los deditos lo tocan el jabón se escapa de nuevo. 
Se me ocurrió ponerle dos tapitas de plástico. De esa manera no sólo tiene cómo agarrarlo sino que además, flota. 
Bueno, le agarra sueño, suelta el jabón y se refriega el ojo, o sea, se llena el ojo de jabón. 
Mi primera reacción es tirarle agua a la cara (ya se, no fue la mejor reacción). Llora como loco. Ahora no sé si es porque le arde el ojo o porque le tiré agua en la jeta. 
La escena se repite dos veces más. Igual, igualita. Nop, mi reacción no mejoró.


viernes, 14 de noviembre de 2014

#ebm

Está a punto puntito de largarse a caminar...no es que me interese que camine, al contrario...ja!
Pero es increíble ver como va madurando, como va a prendiendo nuevos movimientos y lo feliz que lo hace desplazarse, llegar a donde no llegaba.
La curiosidad que tiene está buenísima, nada lo para. Todo quiere tocar, agarrar, probar. Como mínimo, quiere tenerlo en la mano.
Ya llega parado a la mesa del comedor, a veces se pone en puntas de pie y pretende mirar por encima de la mesa. Obviamente no llega, pero las cosas sobre la mesa lo motivan tanto que es capaz de dar tres o cuatro vueltas a la mesa a ver si encuentra un desnivel que le permita acceder a sea lo que sea que haya arriba. La mesa es de vidrio, así que ve todo lo que hay encima, eso lo estimula más.
Con cada golpe, aprendimos a reírnos. Con los golpes en la cabeza, sobre todo aquellos que son más ruido que otra cosa, decimos "uuuh" agarrándonos la cabeza. Ese movimiento lo aprendió y es muy gracioso verlo con su manito pegada en la frente. Pero claro, al reírnos él intenta hacerlo de nuevo. Se acerca al piso-pared-costadodecuna, lo que sea con lo que se haya golpeado y va cerrando los ojos, TUC, apenas toca superficie, abre los ojos y se ríe.
Intento que se quede paradito, cuento hasta tres y al "tres" se sienta muerto de risa. Si lo hago caminar agarrado de las manitos y le suelto una, camina de costado, le empiezo a cantar que es un cangrejito, y otra vez asoman esos dientitos de su sonrisa.
Hoy el padre de la criatura me confesó que ya no quiere que crezca...me dio ternura.
A  mi me llena de satisfacción ver cómo aprende y crece un poco cada vez. Pensar en lo que viene me genera una mezcla de sensaciones, por un lado yayayaya quiero todo, que camine, que hable, que baile, que todo. Por el otro nada, quiero que le siga encantando estar a upa, quiero que me siga diciendo Mamá de esa forma, separada en sílabas y marcando la mmmm. Quiero que siga siendo #ebm así, bebito.
Y obviamente, él hace lo que quiere, y sigue creciendo. Cada vez más independiente, grande, desenvuelto. Cada vez sabe más y mejor las cosas. Cada día me sorprende y me hace sonreír.

martes, 11 de noviembre de 2014

Abuelos!

Tengo esto guardado hace no se cuánto...y se me pasó el Dia de la Abuela y me parece una buena ocasión para compartirlo. 


LOS ABUELOS SON EL TRONCO DE LA FAMILIA EXTENDIDA Y APORTAN PERTENENCIA E IDENTIDAD

En los últimos 50 años, nuestro estilo de vida familiar cambió drásticamente como consecuencia de un nuevo sistema de producción. La inclusión de la mujer en el circuito laboral llevó a que ambos padres se ausenten del hogar por largos períodos creando como consecuencia el llamado “síndrome de la casa vacía”.
El nuevo paradigma implicó que muchos niños quedaran a cargo de personas ajenas al hogar o en instituciones. Esta tercerización de la crianza se extendió y naturalizó en muchos hogares.
Algunos afortunados todavía pueden contar con sus abuelos para cubrir muchas tareas: la protección, los traslados, la alimentación, el descanso y hasta las consultas médicas. Estos privilegiados chicos tienen padres de padres, y lo celebran eligiendo todos los apelativos posibles: abu, abuela/o nona/o bobe, zeide, tata, yaya/o opi, oma, baba, abue, lala, babi, o por  nombre,  cuando la coquetería lo exige.
Los abuelos no sólo cuidan, son el tronco de la familia extendida, la que aporta algo que los padres no siempre vislumbran: pertenencia e identidad, factores indispensables en los nuevos brotes.
La mayoría los abuelos siente adoración por sus nietos. Es fácil ver que las fotos de los hijos van siendo reemplazadas por las de estos. Con esta señal, los padres descubren dos verdades: que no están solos en la tarea, y que han entrado en su madurez.
El abuelazgo constituye una forma contundente de comprender el paso del tiempo, de aceptar la edad y la esperable vejez.
Lejos de apenarse, sienten al mismo tiempo otra certeza que supera a las anteriores: los nietos significan que es posible la inmortalidad. Porque al ampliar la familia, ellos prolongan los rasgos, los gestos: extienden la vida. La batalla contra la finitud no está perdida, se ilusionan.
Como suelen no ver bien, usan los ojos para otras cosas. Para opinar, por ejemplo. O para recordar. Como siempre pensando en algo, se les humedece la mirada; a veces tienen miedo de no poder decir todo lo que quieren.
La mayoría tiene las manos suaves y las mueven con cuidado. Aprendieron que
un abrazo vale más que toda una biblioteca.
Los abuelos tienen el tiempo que se les perdió a los padres; de alguna manera pudieron recuperarlo. Leen libros sin apuro o cuentan historias de cuando ellos eran chicos. Con cada palabra, las raíces se hacen más profundas; la identidad, más probable.
Los abuelos construyen infancias, en silencio y cada día. Son incomparables cómplices de secretos. Malcrían profesionalmente porque no tienen que dar cuenta a nadie de sus actos.  Consideran, con autoridad, que la memoria es la capacidad de olvidar algunas cosas. Por eso no recuerdan que las mismas gracias de sus nietos las hicieron sus hijos. Pero entonces, no las veían, de tan preocupados que estaban por educarlos. Algunos todavía saben jugar cosas que no se enchufan.
Son personas en disolver angustias cuando, por una discusión de los padres, el niño siente que el mundo se derrumba. La comida que ellos sirven es la más rica; incluso la comprada. Los abuelos huelen siempre a abuelo. No es por el perfume que usan, ellos son así. ¿O no recordamos su aroma para siempre?
Los chicos que tienen abuelos están mucho más cerca de la felicidad. Los que los tienen lejos, deberían procurarse uno (siempre hay buena gente disponible).
Finalmente, y para que sepan los descreídos: los abuelos nunca mueren, sólo se hacen invisibles.


AUTOR: Dr. Orchansky
EXTRACTADO POR. Enrique Sandrone
FUENTE: La Voz del interior

lunes, 10 de noviembre de 2014

Tarta de verduras asadas

Anoche pasé la receta por instagram. Es que me salió tan linda que no pude evitar sacarle una foto. 
Me megustearon y me pidieron receta. Es facilísima, a #ebm le encanta, y me sale muy rica. Qué más?!?
Es un 1,2, 3 Voilá pero con un poquin de trabajo previo. 

Tarta de verduras asadas

Las medidas son para una tarta mediana. Si te gusta con tapa, alcanza, pero hay que amasar y dejarlas finitas. A mi siempre me gustaron con una sola tapa, y le hago un reborde gordito para adentro, como para que no se caiga el relleno. 

Masa:
250 grs Harina (integral o común) 
125 agua
25 aceite

Relleno:
2 berenjenas
2 zapallitos 
1 cebolla grande
2 zuccini
2 zanahorias
Medio morron rojo.

Ligue:
2 huevos
Un chorrito de leche

Queso cremoso a elección. 

Todas las verduras cortaditas y embadurnadas con aceite y condimento a gusto, las mandas al horno por una hora, hora y media. 
Cada tanto las sacas del horno y mezclas. Como para que roten. 
Podes cortarlas de acuerdo al tiempo que tardan en cocinarse para que ninguna se achicharre. Zanahorias más chicas o zapallitos más grandes, por ejemplo. 
Una vez cocidas, estirás la masa, tirás todas las verduras asadas y le agregás el ligue. Antes de mandato al horno, le agregas unos pedazos de queso cremoso arriba, o mezclados entre las verduras. 
Horno medio, 30' 40' aprox, sólo tiene q cocerse la masa y el ligue. 

Opcionales:
A la masa le agregué orégano y semillas.
Las verduras las podes cocinar con aluminio, así no se achicharran ni se secan tanto. 
A la última tarta le agregué una papita que tenía suelta. Quedó muy bien también. 

viernes, 7 de noviembre de 2014

Otro camino

No se bien cómo me puse a pensar. Hace poco menos de un año atrás, mis mañanas y parte de las tardes, me las pasaba con la tele encendida. Muchas veces como ruido de fondo, pero muchas otras  mirando desde el programa de Pamela, pasando por Rial y Mariana. Ay! Cómo lloraba con los gorditos en rehabilitación. Todo muy cultural. 
La verdad que hubieron unos meses en los que no me daba la cabeza para otra cosa. Toda mi capacidad intelectual se fue a vayaunoasaberdonde. Ni leía, ni miraba pelis. Pamela-Rial-Mariana. A veces quedaba clavado un mismo canal. Lo único que hacia que cambie si o si, dependiendo el horario y el canal eran Panam (la odio fuerrrrrte fuerrrrte con todo mi corazón), Gonzalez Oro (tambien lo odio fuerrrrte fuerrrrte) y la novela de las 2, 3 de alguno de esos canales (no las odio, solo no me las banco)
Me acuerdo que por uotsap tratábamos de adivinar quién esperaba otro hijo. ML adivinó, yo también tiré Maradona. Acertamos. Mi puerperio era una mezcla de palangana con jabon y tele de fondo. Pañales y tetas al aire.  
Hoy prendí la tele y me dió tanto embole lo que vi. Claro, además, hacía por lo menos dos semanas que no prendía la tele antes de las 5,6 de la tarde. Salvo para poner la introducción de Minimalitos, porque el programita a #ebm no le interesa, después cero tele. Musica y radio a full. 
Y hoy me pensaba ella, esa puérpera "contenida" por Rial y Mariana. Me doy risa. 
Y ahora me miro hoy, ocupando la mañana entre laburo y trabajos para la facultad. Me sonrío satisfecha. 

Cortitos - Asqueroso descubrimiento

Nuevo color. No es violeta, no es negro. 
Es remolacha en caca de bebé. 


miércoles, 5 de noviembre de 2014

Agustin y el helado casero.

Casi 20 años después, reversionando una receta, me acordé de él. Nos cruzamos alguna vez, en la calle, en un BAFICI, en un bondi. Una vez, dos!, lo fui a ver a una obra de teatro divertidisima.
Uno de mis amigos de la primaria. Amigo, no compañero.  No era de los "populares", yo lo queria mucho. A mi encantaba ir a su casa. Una casa llena libros, una mamá súper elegante. Tengo un recuerdo, si bien medio borroso porque mi memoria es medio de chorlito, pero me acuerdo claramente que me encantaba ir a su casa. A la casa de Agustin. Cuando hacía calor preparábamos helados de banana. No recuerdo bien el cómo. Para mi, en ese momento era algo genial, el pibe sabía hacer helado en su casa. Y de banana!! No recuerdo qué otras cosas hacíamos, pero tengo patente el recuerdo de disfrutar ir a su casa.
Así que, te saludo Agus! 
Y les dejo mi versión reversionada del helado de banana. 

Helado de banana caserito.

Ponés la banana en el Freezer, con cáscara y todo. La dejas unos 30, 40 minutos. 
Las sacás, las pelás. Es difícil, quedan los filamentos, esas tiritas todas pegadas. 
Yo las corté en trozos para que sea más fácil. No tienen que ser una roca. 
Para dos bananas chicas le puse dos cucharadas de azúcar y leche hasta tapar las bananas. 
Mixeas todo junto. Queda como una crema, como un frozen. 
De ahí lo pasé a unos moldes de heladito y al freezer de nuevo.  
Les debo las fotos porque hice helados de frutilla!! Proxima receta!
EXITAZO! Para #ebm, mamá y papá.
Prueben!! 

lunes, 3 de noviembre de 2014

Una piedra en el zapato.

Tengo clarísimo, bastante claro,  más o menos sé lo que quiero. 
Me siento un poco una boluda quejándome, pero si no lo hago acá, donde?
Más que boluda, siento que me quejo de llena. Pero bueno...cada quien se queja de acuerdo a su vara. 
Me doy cuenta que así como me pasa con las noches, donde CADA NOCHE creo encontrar LA manera de dormirlo, me parece que se cómo y por dónde seguir. 
Pasó más de un año desde que llegó #ebm. Me veo diferente, me siento diferente, pero siento una incomodidad rara. Como una piedrita en el zapato.
De esas que te dejan hacer todo lo que tenés que hacer. Vas andando, caminás. De a ratos la piedrita se te incrusta en el talón y quizá la sentís menos. Seguís andando. Al tiempito, se te va entre los dedos, ahí sí, te pincha, te incomoda más. Sabés que hay algo ahí que no te deja ser. Esa piedrita, entre los dedos, no te deja enfocarte al cien por ciento. 
Seguís caminando, pero todo el tiempo, como en segundo plano tenés la molestia zumbando. 
La planta del pie es una zona amplia por donde puede pasearse cómoda y la sentís, casi como si lo disfrutara, que va de un lado a otro. 
Es cuestión de tomar una decisión. Parar, sacarse el zapato y buscar la piedrita. O o quedarse con esa molestia, dejarla que se vuelva crónica. Conformarse.
Sepan que en el próximo umbral, paro y me descalzo. 

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