lunes, 3 de noviembre de 2014

Una piedra en el zapato.

Tengo clarísimo, bastante claro,  más o menos sé lo que quiero. 
Me siento un poco una boluda quejándome, pero si no lo hago acá, donde?
Más que boluda, siento que me quejo de llena. Pero bueno...cada quien se queja de acuerdo a su vara. 
Me doy cuenta que así como me pasa con las noches, donde CADA NOCHE creo encontrar LA manera de dormirlo, me parece que se cómo y por dónde seguir. 
Pasó más de un año desde que llegó #ebm. Me veo diferente, me siento diferente, pero siento una incomodidad rara. Como una piedrita en el zapato.
De esas que te dejan hacer todo lo que tenés que hacer. Vas andando, caminás. De a ratos la piedrita se te incrusta en el talón y quizá la sentís menos. Seguís andando. Al tiempito, se te va entre los dedos, ahí sí, te pincha, te incomoda más. Sabés que hay algo ahí que no te deja ser. Esa piedrita, entre los dedos, no te deja enfocarte al cien por ciento. 
Seguís caminando, pero todo el tiempo, como en segundo plano tenés la molestia zumbando. 
La planta del pie es una zona amplia por donde puede pasearse cómoda y la sentís, casi como si lo disfrutara, que va de un lado a otro. 
Es cuestión de tomar una decisión. Parar, sacarse el zapato y buscar la piedrita. O o quedarse con esa molestia, dejarla que se vuelva crónica. Conformarse.
Sepan que en el próximo umbral, paro y me descalzo. 

2 comentarios:

  1. Sacate el zapato en donde sea y fijate bien qué piedrita es esa que te incomoda. Que por pequeña que sea te puede ir haciendo un callito.

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...