viernes, 1 de agosto de 2014

Escenas de la vida cotidiana

Colaboración.

Bañamos a #ebm. Desde el primer baño, siempre lo bañamos juntos. Él prepara el agua. En general, él sostiene, yo enjabono, él enjuaga, lo mantiene calentito tirandole agua. Yo lo saco. Lo seco, lo cambio.
No se bien porqué, le estaba tirando agua yo. Él parado al lado. Le digo "Seguís?", me responde "Estaba esperando que dejes de hacerlo vos."
No es la mejor manera de colaborar. Y colaborar no es la idea, la idea es que hagamos juntos.
Si para cada acción hay que remolcarlo o proponerle la acción o preguntarle si sigue o preguntarle si quiere...uff.
Yo sé que tengo mi ritmo para hacer las cosas. Y a la fuerza (lease con discusión de por medio) me voy dando cuenta que el padre de la criatura tiene su ritmo. Que obviamente difiere del mio. Estoy haciendo un gran esfuerzo por no alterar su ritmo. El esfuerzo reside en no meterme cuando él toma la posta. Pensé que el límite era el llanto de #ebm, le dije que mi ritmo y su ritmo se tiene que amoldar al ritmo de #ebm, de #ebN. Pero no resultó. Así que trato, cuando él está por emprender alguna tarea, de entrar en estado zen/garompol. A veces resulta, a veces mi neurótica puede más y se mete. Pero bueno. También de esto se trata no?

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