miércoles, 9 de abril de 2014

Octogenarios.

Festejamos los 80 de mi abuela, así como dos años atrás festejamos los 80 de mi abuelo. Entre los invitados, aquella vez y esta había aproximadamente unos 1875 años, hice el cálculo.
Mis abuelos son tan distintos. Ahora, entrados en años cada vez se parecen más. Los dos gritan mucho porque no se oyen. Los dos se contestan cualquier cosa porque no se escuchan. Cualquiera de los dos en alguna conversión puede responder un enérgico "Sí" cuando la respuesta era "domingo" o " 6 de abril".
Pero en esencia son diferentes. Mi abuela es besuqueira por naturaleza. Mi abuelo nada que ver. Mi abuelo es de los que cuando le decís "te quiero" te responde "bueno, bueno, yo también".
Mi abuela es peleona, de chiquita. Mi abuelo es más de dejar que las cosas pasen, de no meterse tanto con el otro. Mi abuela es franelera, mi abuelo no. Mi abuela es flaquita, siempre lo fue. Mi abuelo es gordo, siempre lo fue, al menos desde que yo recuerdo.
Mi abuela siempre dice, " a mi si no me caes bien de entrada..."
Mi abuelo, ante la pregunta ¿cómo estas? responde "tss...de diez para arriba".
Mi abuela es uruguaya, vive en Argentina desde que tiene, creo, 10 años. Nunca quiso hacerse ciudadana, ella llevó su uruguayidad hasta Israel, que es donde viven actualmente.
Mi abuelo es de los de antes, de esos que "se dejan" hacer todo. No porque no sepa hacer las cosas, sólo porque fue así toda la vida. Mi abuela es la otra mitad de la culpa. Mi abuelo hace las compras, porque mi abuela no puede cargar, tuvo un accidente hace unos años y le quedo un brazo medio rotito. Pero mi abuela, diría, hace todo lo demás.
Mi abuelo, a media mañana y a media tarde, después del desayuno y después de la siesta, lee el diario íntegro. De punta a punta. La siesta para mi abuelo es sagrada. Es de los que se duermen en la mesa después de comer.
Ante la emoción, son super distintos. Mi abuelo llora. Mi abuela no. Ella se conmueve, sí, claro, pero no llora. A mi abuelo se le quiebra la voz, hace puchero, se le achinan los ojitos. Obvio que cada vez que veo llorar a mi abuelo, yo lloro también.
Mi abuela hace los mejores ñoquis del mundo. Este año me pasa receta y hacemos ñoquis juntas.
Es muy emocionante ver a mi abuela jugando con #ebm. Le hace un baile que me mata de amor. Mi abuelo los primeros días, con solo mirarlo lo hacía llorar. Después mi abuelo le hacía caras y #ebm se reía.
El mismo día del festejo, porque el cumple había sido quince días antes, cumplieron 58 años de casados. Según trascendió, mi abuelo le habría escrito una tarjeta que decía "después de aguantarte estos 58 años" o algo así...mi abuela se la rompió en la cara. La tarjeta nueva dice así "Espero que me aguantes otros 80 pirulos. Con Amor, te quiero mucho. Tu querido esposo."
Tengo el recuerdo patente, si bien vivieron en muchos lugares, recuerdo la casa de Versalles. Pasaje La Huella. Me acuerdo que ir de mi abuela era, pastas, tele y cosas ricas. Me acuerdo de la heladera y la alacena siempre con cosas. No me pregunten con qué, porque eso no me acuerdo. Me acuerdo la sensación. Esa sensación de "en la casa de la abuela se puede hacer de todo".
Tenían a Maradona, un perro que era mezcla de murciélago y can. Así de feo era. Quedarse a dormir en lo de mis abuelos era acostarse y quedarse lo mas quieto posible para que Maradona no te muerda los pies.
Ir a lo de mi abuela era mirar esa orquesta de monitos de bronce. Lo unico que quería era tener esos monitos en mi poder. Me hipnotizaban. Años después los heredó mi hermanita menor. Aunque no llegó toda la orquesta. Yo había ligado, en algun momento el flauta traversa. Mi mayor deseo era el que tocaba el tambor.



Amo ser nieta de mis abuelos. 





1 comentario:

  1. Precioso, Flor!!! Cómo no amar ser nieta de esos abuelos si con leer tu post ya los quise...

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