viernes, 18 de octubre de 2013

Sí, por favor. No, gracias



Ser madre primeriza es un poco de todo esto. Consejos sobre dormir y comer, opiniones sobre baño y cambio de pañal, afirmaciones respecto a la calidad de la leche y el clima, por ejemplo. Propuestas caseras, posiciones anti-cólicos, mezclas quita manchas. Anécdotas propias, ajenas y del verdulero, preguntas incomodas respecto de mis pezones, mi leche y cuanto dormimos. Polvos, cremas y demases para tetas y culito de bebe. Todo eso sumado a las dudas, incertidumbres y miedos propios que una va compartiendo por aquí y por allá. 
Infaltables son las preguntas que ocultan sugerencias, pero que en realidad dejan entrever que el interlocutor no se anima a hacer la afirmación que tiene entre dientes entonces recurre al tono interrogativo. Así cree que su intención pasa desapercibida cuando en realidad ese tono la hace de lo más transparente. 

No querrá comer?
No estará sucio?
No probaste de ponerlo boca abajo?

En general las preguntas de este tipo vienen cuando el bebe llora y llora por un período de más de 3, 4 minutos seguidos y con toda la capacidad pulmonar con la que nació. Ahí es cuando la visita se empieza a poner nerviosa y en realidad las preguntas apuntan a que pruebes lo que sea para que el crío deje de llorar. 

Cuesta encontrar la seguridad para pararse frente a cualquiera que venga a darnos consejos que no queremos ni necesitamos (o eso creemos) porque una todavía está conociendo al bebe, una todavía está conociéndose como mamá. 
Siendo los consejos de corazón, yo creo que lo que más nos jode o nos hace ruido es la intención de allanarnos el camino cuando en realidad nosotras queremos ir descubriendo en nuestros aciertos y errores esta nueva profesión. Buscamos hacer, explorar y recorrer nuestro camino. Si nos caemos, nos golpeamos y lloramos debimos tener el cuidado suficiente para aquellos a quienes "amablemente" les declinamos el ofrecimiento de ayuda vengan ahora a socorrernos!

2 comentarios:

  1. Soy cero amabilidad para decir las cosas, pero igual cuando pego el grito siempre alguien aparece. Como siempre digo, la maternidad me convirtió en la Tana Ferro...agreta, mala onda, sin filtro...pero con el tiempo nos vamos relajando y hasta a veces salís a preguntar cosas. Es tal cual como decís, déjennos explorar y cuando necesitemos pediremos ayuda.

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  2. Hay que aprender a decir que se corran. Hay que aprender a pedir ayuda. Pero hay que aprender taaaantas cosas en esta nueva etapa, que me parece legítimo que nos de bronca: que los demás no sepan ubicarse, que no sepan que a veces molestan, que no sepan venir cuando se los necesita de verdad... difícil.
    Un abrazo enorme, y cualquier cosa chista.

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